lunes, 17 de diciembre de 2007

MUNDIAL DE CLUBES. ''VINO, VIO Y VENCIO''

Su nombre: Ricardo Izecson Dos Santos Leite ''Kaká'' , aunque bien podría llamarse,Cayo Julio César. Un soldado, un general, un genio. En definitiva, un futbolista excelente, capaz de todo y que en la grandes ocasiones demuestra por qué es, el mejor jugador del mundo. De la mano del jugador brasileño, el Milan se alzó con su cuarta copa intercontinental (mundialito de clubes lo llaman algunos) y devolvió a su rival, Boca Juniors, la derrota de 2003. Los legionarios rojinegros, de blanco inmaculado para ese especial día, reclamaban Vendetta.

Desde el primer minuto de partido se atisbaba una final intensa, dura, con ocasiones para los dos equipos y sin un claro dominador del juego. Pero como ya advirtió el entrenador de la squadra rossonera Carlo Ancelotti: 'Hemos venido a ganar este torneo'; el Milan no viajó a Yokohama para ver el paisaje y comenzó a marcar el tempo del partido haciéndose con el dominio del centro del campo. Esa fue la clave. A los veinte minutos, el ''Pippo'' Inzaghi,tras recibir un balón de Kaká, inauguraba el marcador y volvió a demostrar cómo se ha de jugar cuando se está a 10 metros del portero. La definición goleadora personificada. Sin embargo, el extasis duró poco y a los 2 minutos, Palacio empató con un certero cabezazo, merced a la pasividad de la defensa milanista (extraña situación para un equipo italiano de esta índole). El golpe recibido hizo crecer al Milan, que se 'entrenó' en los últimos compases de la primera mitad, para aniquilar el choque tras el paso por vestuarios. La maquinaria ya estaba bien cargada y aplastó a Boca, que sólo pudo rendirse a la evidencia. Nesta hizo el segundo gracias a una jugada a balón parado con bloqueos curiosos y Kaká puso tierra de por medio minutos después. Ibarra mandó un balón al palo suspiros antes de una cabalgada de Kaká que no finalizó a lo grande, pero que acabó dentro.Con Boca anestesiado, Inzaghi sumó un tanto más en su cuenta subiendo peldaños sin estridencias. El '9' milanista finalizó una contra de lujo de los suyos con Kaká de guia espiritual. El Balón de Oro demostró con creces que no anda lejos de los seres superiores de este deporte. Kaladze dejó a su equipo con uno menos, Ambrosini acortó distancias en la otra meta y Ledesma también se marchó a la caseta antes de tiempo. Maldini alzó un nuevo cetro y el Milan se citó con la historia para escribir su nombre con letras de oro.

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